La historia que definió al Malbec Argentino
Con una tradición de más de 114 años, la bodega Catena Zapata marcó el inicio de la revolución que forjó el camino del famoso vino Argentino.
La bodega familiar
Catena Zapata fue fundada en 1902, cuando Nicola Zapata, inmigrante italiano,
plantó su primer viñedo en Mendoza, en La Libertad, un pequeño pueblo en la
zona este de Mendoza. En esa época se
elaboraban vinos finos en base a las antiguas tradiciones italianas. Seleccionaban
las uvas de los viñedos más viejos para luego añejar los vinos en antiguos
toneles de roble francés por 3 o 4 años, obteniendo sabores algo oxidados que
se orientaban en la dirección de un jerez o un oporto.
Domingo Catena Zapata,
hijo de Nicola, y Nicolás Catena Zapata, su nieto, continuaron con la labor
familiar, haciéndose cargo de los viñedos. En los años 80, Nicolás viaja a Napa
Valley, en California, donde se encuentra con vinos premium, frescos y
frutales, con un dejo de roble francés. Era un vino que pretendía colocarse en
el mismo nivel que los mejores vinos franceses, y los californianos estaban
convencidos de que con la tecnología adecuada lo podían lograr. Nicolás volvió
a Mendoza con una idea: iniciar el mismo proyecto en Argentina. Plantaron
cabernet sauvignon y chardonnay y también una clonación de malbec. Esta primer
cosecha de 1990, estilo californiano-francés, fue destinada en su mayoría a la
exportación, y se seleccionaron los mejores barriles para el mercado interno.
Esta selección fue nombrada Catena Zapata Estiba Reservada, y fueron 13 mil
botellas. Muy pronto las bodegas mendocinas abandonarían la tradición italiana
para adoptar, al igual que Catena Zapata, el camino californiano-francés.
La exportación resulto
un éxito para Catena Zapata. Una noche, en la cual Nicolás conversaba con un
enólogo francés, éste le dijo que su vino le recordaba a aquellos que provenían
de zonas cálidas. Fue entonces cuando Nicolás se dio cuenta que debía mover sus
viñedos a zonas más frías, si quería competir con los mejores vinos del mundo.
Debía respetar la obsesión francesa que relaciona al vino con la calidad del
terroir (terreno). Nicolás decidió subir la montaña, y plantar a 1500 metros de
altura un viñedo llamado Adrianna, en Tupungato Alto, Mendoza. Los vinos de ese
viñedo fueron un shock, en especial el malbec. Un tinto denso pero
exageradamente aterciopelado, sumamente complejo, bajo PH y un muy intenso
aroma floral a violetas. Laura, hija de
Nicolás, atribuyó esto no solo a las bajas temperaturas, sino también a la alta
luminosidad que estaba presente al estar más altos en la montaña y al tipo de
terreno. Este vino de altura era algo diferente.
Para los franceses la
calidad no depende del factor humano, ni del ingeniero viticultor ni del
enólogo, solo depende de la naturaleza, del clima y de los tipos de suelo
adonde está plantado el viñedo. La calidad proviene del lugar, del terroir. Laura
Catena Zapata, con esto en mente, se dedicó a investigar intensamente el terreno,
sus peculiaridades en Mendoza y su comparación con otras regiones vitivinícolas
del mundo. Ella fundó el “Catena Institute of Wine”, dedicado a estudiar los
terrenos y suelos en Mendoza, para continuar elevando la calidad de su malbec.
Nicolás Catena Zapata
es reconocido en todo el mundo como pionero en la producción de vinos de
calidad en Argentina. Él fue el primero en asegurar que las zonas vitícolas de
altura en Mendoza son únicas en el mundo, y que sus condiciones son ideales
para hacer vinos de calidad.
En 2001 Catena Zapata
inauguró una bodega inspirada en la arquitectura Maya. Esta bodega, ubicada en
Agrelo, está equipada con la más alta tecnología, en el corazón del viñedo
Uxmal, que tiene más de 18 años. Es una parada obligada para los amantes del
vino, para una exquisita degustación, y para conocer estos viñedos cargados de
historia.
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